Monstrosity
Viernes, 30 de Julio de 2010
Review también disponible en http://www.grindermagazine.cl/
Monstrosity en Santiago de Chile merecidamente se ha ganado el título de “uno de los peores recitales death metal que jamás hayamos visto”. Y hemos visto recitales malos, pero este último fue el colmo.
Primero que nada, el recital iba a empezar a las 8 de la noche y Eutanasia y Hexagram iban a ser las bandas que abrirían en lo que en papel prometía ser una noche de buen metal. Yo no pude llegar a las 8 y me presenté al local con mi hermano cerca de las nueve para encontrarnos con un local que aún no abría las puertas y con toda la gente esperando afuera. No éramos muchos, pero era claro que la mayoría de los que finalmente llegaron al local estimaron que el show partiría a las 8 con los teloneros y muy posiblemente el plato de fondo iría a las 10. Pero a las nueve todavía no pasaba nada y tampoco pasó nada a las 10. Pero nada de nada. Ni siquiera los teloneros habían tocado. Cuento corto, debido al atraso, Monstrosity tocaría primero y luego vendrían las otras bandas o quizás no. Haciendo indagaciones aquí y allá, nos dijeron que Monstrosity sólo quería tocar e irse y por eso iban a empezar primero. Desde luego ya estaban cansados de esperar.
Finalmente abrieron las puertas y ya eran las once y algo cuando estábamos adentro. Y luego a esperar más rato. Y dieron las 11:40 cuando por fin aparece en escena Monstrosity que tuvo que ingresar por un costado del escenario ya que esa era la única forma de subirse al peldaño de altura que tiene el escenario en el local Classic Rock Bar. Y no pasaron dos minutos cuando un desadaptado del público lanza una lata de cerveza a la banda y una le pega, no muy violentamente, al bajista Mike Poggione. Su reacción fue inmediata y de hecho le ofreció combo al agresor. Hasta incluso hizo un amago como si le iba a reventar la cabeza con su bajo. Recordemos que lo único que separaba a la banda del público presente una delgada barrera de contención metálica. Insultos iban, insultos venían y al ambiente de pronto se puso bastante denso y tenso. Daba la impresión que la banda no iba a tocar y que iban a mandar todo a la cresta. Poggione, con los ojos desorbitados parecía como un lunático capaz de matar al primero que se le cruzara a pesar de su pequeño porte. Mirando en retrospectiva podríamos decir que la reacción del compadre fue exagerada en relación a lo que provocó tal ataque de ira, pero debemos recordar que la banda ya estaba apestada de antes. Apestados por esperar como giles casi 4 horas antes de tocar y habiendo ya pasado malos ratos en especial en Calera. Fuentes fidedignas nos dijeron que allá incluso los dejaron tirados y prácticamente a su suerte. Sean aquellos rumores verdaderos o no lo único concreto es que la banda estaba choreada y la lata de cerveza al escenario fue la gota de rebalsó el vaso.
¿Por qué tocaron al final? Bien, luego de más o menos cinco minutos de forcejeo psicológico más las arengas de no sé quién que le decía al público: “cómo tan hueones los cu….” (Vaya forma de dirigirse al público por muy death metal que sea) la cosa se calmó y la banda decidió tocar aunque mi apuesta es que Mike cachó que no tenía cómo diablos salir del escenario sin antes pasar por entre el público ya que no había otra vía de escape y, encerrado como estaba, no le quedó más remedio que tocar.
Ahora vino la segunda parte de este vergonzoso capítulo en nuestros anales metaleros. La banda comenzó su repertorio y el sonido era francamente horrible. Había un cable, algo que hacía que sonara todo como el forro. Para darles una idea, escuchen la canción “What’s That Noise” de S.O.D. (http://www.youtube.com/watch?v=_frXYiZ-cAo) y entenderán fehacientemente cómo sonó el recital aunque decir recital a lo que vimos es exagerar la nota. Ni para tocata le alcanzó.
Curiosamente, las guitarras sonaban bien y los solos de guitarra se entendían sin problemas, pero era el sonido extraño proveniente de un cable defectuoso o qué se yo que al parecer involucraba a la batería y el micrófono del vocalista que hacía que en su totalidad todo sonara como las reverendas pelotas. Una radio mal sintonizada es otra aproximación bastante fidedigna a lo que escuchamos.
Sin embargo la banda prosiguió, como quien va a la pega curado y trata de pasar piola y esperar que el día pase rápido para irse para la casa. Así estaba Monstrosity arriba del escenario, a pesar de leves atisbos de entusiasmo en pasajes muy puntuales cuando de pronto por escasos segundos se escuchaba bien. Pero luego volvía el problema del cable. De hecho la banda tuvo una falsa partida en una canción ya que el problema del sonido ya no podía ser ignorado.
Lo más lamentable de todo esto es que Monstrosity demostró ser una buena banda con músicos de calidad, especialmente el guitarrista que hacía los solos, y que tenía bajo la manga un buen arsenal de canciones que en otras circunstancias hubiesen dejado la cagada. Pero no la dejaron, tenían el sonido y el ambiente mala onda jugando en contra de cualquier deseo de entregar un show de calidad a sus fans. Simplemente, bajo las condiciones que tuvo que tocar Monstrosity, no se podía pedir mucho. Y se trataba de Monstrosity po, que aunque no son y nunca fueron tan grandes como tras bandas de Florida, de todas maneras no es cualquier banda. Se merecieron más, sin lugar a dudas.
Y hubo algo de mosh, algo de emoción, algo de ese arrebato que lo embarga a uno y lo hace ir cada vez que se presenta la ocasión a ver buen show de death metal en vivo, pero no creo que nadie se haya ido a la casa contento en esta oportunidad.
A propósito de irse a la casa contento, y con la ropa puesta. Debido a que el show empezó tarde, terminó tarde, siendo cerca de la una de la mañana cuando empezamos a desalojar el local luego de la presentación de Monstrosity y sin ganas de averiguar si las bandas chilenas tocarían luego de ellos. Y a esa hora ya no había metro y había que esperar la micro o un taxi para irse para la casa. Lamentablemente tomar micro o un taxi no es tan fácil en Recoleta, ya que los micreros y los taxistas al ver grupos de chascones se espantan y no paran por nadie y menos si los ven en el “fino” barrio de Recoleta, que debe ser una de las avenidas más feas y ordinarias de Santiago. ¡Mal calle para quedar tirado a la una de la mañana especialmente en invierno y cagado de frío.
Por todo esto, y más, nos quedamos con el triste recuerdo de Monstrosity y su paso por Santiago. Ya con esto ni cagando vuelve la banda. ¿Por qué cresta pasan estas cosas? Podríamos preguntarnos y empezar a buscar culpables. ¿Problemas de organización? ¿Problemas logísticos? ¿Problemas de plata para poder financiar mejor sonido o un mejor local? Da lo mismo. Lo único concreto es que este recital fue malísimo desde los puntos de vista ya expuestos y no cumplió con las expectativas de los fans. Moraleja, si vamos a hacer cosas hagámoslas bien y no al lote o mejor simplemente no las hagamos. Por suerte la pelea del gringo Mike con un fan no pasó a mayores, por suerte nadie salió herido y nos quedamos en el peor de los casos con un recital charcha y nada más. Pero si algún día le pasa algo a un miembro de una banda extranjera en Chile eso sería meterse en un tremendo forro ya que involucraría a un ciudadano de otro país y ahí sí que queda la cagada con las demandas, los juicios y vaya a saber uno que más. Los gringos son especialistas en eso. Les tocai un pelo y ya te demandan. Así que seamos más profesionales y hagamos las cosas bien. Es por el bien de la escena en Chile, porque acá, cuando pasan cosas como las de anoche, los únicos que perdemos somos nosotros mismos porque al 99% de la población de Chile le importa un bledo la escena underground y eso incluyendo a un montón de metaleros de mentira que si no es Maiden o Megadeth no van a un recital. Protejamos la escena, que es nuestra y sólo le importa a nosotros mismos, y ojalá que aprendamos de condoros como este para que a futuro no vuelvan a pasar.