Teatro Gabriela Mistral
Martes 4 de Diciembre 2007
Jamás pensé que llegaría el día en que vería a Tankard, menos a teatro lleno, y menos sonando bien y convenciendo plenamente. Porque seamos sinceros: esta banda nunca ha estado en las grandes ligas del metal. Ellos lo saben, todo el mundo lo sabe. La gente los conoce, claro, pero en estricto rigor son un apéndice en el thrash. Sin embargo es difícil no sentir simpatías por ellos, que llevan tocando 25 años y que han hecho carrera alabando las bondades del alcohol, especialmente la cerveza. ¡De entrada caen bien! Y con títulos de canciones como “Zombie Attack”, “Acid Death”, “Maniac Forces”, “Fuck Christmas”, “Need Money for Beer” o “Chemical Invasion”, uno sabe que a Tankard le importa muy poco complicarse la existencia. Y eso está bien, porque la banda no es pretenciosa y tiene claro que su lema, su contienda, su lucha, es simplemente pasarlo bien y hueviar. Los fans lo comprenden también. Y con una chela en la mano no hay más que hacer que simplemente vacilar la contagiosa y alegre actitud de Tankard, banda que está en este sórdido mundo única y exclusivamente para pasarlo bien.
Y bueno, estos monos de Frankfurt, Alemania, que tienen en Andreas Geremia en voces y Frank Thorwarth en bajo como únicos miembros originales, llegaron a nuestra tierra para ofrecer un concierto importante no sólo para sus incondicionales fans sino que para la banda también. Así es, puesto que no sólo era la primera vez en Chile, ¡sino que la primera vez en Sudamérica! Para Tankard, sin duda aquello marcará un hito y lo recordarán por siempre. Y la alegría por haber llegado a esta instancia, algo que estoy seguro ni ellos mismos imaginaron ocurriría alguna vez, se reflejó en los músicos que estaban muy prendidos y felices tocando. Los compadres lo estaban pasando la raja arriba del escenario y se notaba. Y claro, el público respondió acordemente y al final todo el mundo quedó satisfecho con cerca de la hora y cuarto que tocó la banda. ¿Qué tocaron? Bueno, para no dar la lata con los temas, los voy a tirar de sopetón. Allí van en orden cronológico de los que me acuerdo:
We Still drink the old way
The Morning After
Zombie Attack
Slipping From Reality
Beermuda
The Beauty and the Beast
Maniac Forces
Acid Death
Die with a Beer in Your Hand
Nation Over Nation
66 6 packs
Rectifier
Chemical Invasion
Alien
(Empty) Tankard
¿Me faltó alguno? ¿No están en el orden exacto? ¿Importa aquello? No creo. Lo que sí importa es que la mano se tiró para el lado del disco debut de 1986 Zombie Attack. ¡Zombie Attack! O sea, nada de complicaciones existencialistas con estos cabros.
Con respecto a la puesta en escena, bueno, el compadre que se roba la película es, por supuesto, Andreas Geremia, quien posiblemente ganaría el concurso a la panza más indecente del metal si algún día se celebrara tal evento. Sin ser un gran cantante, sabe ganarse al público con su carisma payasero, siendo la levantada de polera para mostrar su prominente panza cultivada a base de miles de cervezas y comida chatarra su marca registrada. Me imagino que se engrupe a las minas con la panza. Sumémosle a eso el thrash desordenado y rápido que es la especialidad de Tankard y los fans haciendo stage diving y lo que tenemos es un concierto redondo. Y así fue. Desordenado, frenético, divertido, simpatico. ¡Al término lo único que uno quería hacer era ir a arrellanarse al local cervecero más próximo y beber a la salud de Tankard! Además, el apestoso calor del recinto ameritaba chelas heladas al por mayor
Pero no todo es tirarle flores a la banda. Lo cierto es que después de un rato pueden sonar algo monótonos y altamente predecibles. Por eso es que resulta importante destacar los escasos destellos de genialidad creativa, presentes en temas como “(Empty) Tankard”, con la cual terminaron la velada. Esa canción es simplemente espectacular y no por nada es favorita de los fans y fue al mismo tiempo la guinda de la torta (hecha de cerveza y whisky) en este memorable recital. Por supuesto que las otras canciones de Zombie Attack también fueron recibidas acaloradamente. Sin lugar a dudas, aquel álbum es el imprescindible.
Tankard. No son grandes músicos, no pretenden serlo, no son la mejor banda del thrash, pero hay que sacarse el sombrero por ellos por mantenerse fieles a su fórmula y no bajar los brazos. Cerveza y Metal, eso es Tankard. ¿Qué más quieren?