JUDAS PRIEST - WHITESNAKE - RATA BLANCA
Festival Monsters of Rock
Martes 13 de Septiembre de 2005. 19:30 horas
Pista Atlética Estadio Nacional
CIE Producciones
Por fin el anhelo de muchos -me incluyo- se hizo realidad. Finalmente Judas Priest tocaría en vivo para sus miles de fans aquí en Chile. Definitivamente, no se trataba de un recital más, sino de algo de mucho mayor alcance de lo que se podría sospechar a primera vista. En mi caso particular, la cita con Judas era algo que no me hubiera perdido por nada del mundo. Primero, porque nunca antes había visto a Judas y segundo porque se trataba de una banda crucial para mí. El álbum de 1984 "Defenders of the Faith" fue uno de los primeros vinilos que compré. Marcó mis gustos musicales de ahí en adelante, convirtiéndome en un acérrimo amante del metal. Entenderán entonces que ir a ver a Judas no era algo para tomarse a la ligera. No podía faltar. Y seré muy sincero con ustedes, pero lo cierto es que no estaba ni siquiera un poco interesado por las presentaciones de Rata Blanca y Whitesnake. A Rata Blanca ya la había visto unas cinco veces anteriormente, y Whitesnake no despertaba en mí ni el más mínimo interés ya que su hard rock glam nunca ha sido algo que me vuelva loco. Quizás, en otro contexto, no al lado de Judas Priest, mi apreciación hubiera sido otra, porque nadie puede negar que Rata Blanca y Whitesnake son excelentes bandas, pero el interés, sin duda, y creo hablar por muchos, estaba puesto en los legendarios Judas.
Rata Blanca abrió el show mostrando su talento en tan sólo unos cuarenta minutos. Tal como dijo su vocalista Adrian Barilari, no había tiempo para más, por tanto poco o nada iban a mostrar de su álbum 2005, La Llave de la Puerta Secreta. Como era de esperar, los momentos álgidos de la algo tibia presentación fueron a la par con las canciones "La Leyenda del Hada y el Mago", "Haz tu Jugada", ambas del disco Magos, Espadas y Rosas y "Highway Star", cover de Deep Purple.
Whitesnake tocó un poco más que Rata Blanca, extendiéndose como una hora. Su presentación estuvo mejor que la de Rata, y podemos decir sin temor a equivocarnos que la serpiente blanca se comió al ratón blanco.
David Coverdale y compañía desempolvaron viejos pero inmortales clásicos, incluyendo el cover de Deep Purple "Burn", que empezó la presentación. Buena cosa que Judas no hizo ningún cover de los Purple. Por supuesto que tampoco podían faltar "Still of the Night", "Here I go Again", y la súper melosa, súper pop, sugar coated, "Is This Love", canciones que lograron una buena respuesta del público, pero que no encajaban para nada con lo que pronto ascendería desde los abismos del infierno. (Algo de poesía metalera, jajaja) Ciertamente un preludio demasiado "pop" para esperar al Dios del Metal, Rob Halford. ¿Autoproclamado? Si hubiera sido por mí, y rara vez sucede que las cosas se hagan a mi pinta, hubiera puesto a Saxon, banda que definitivamente es más metal que Whitesnake y también un "Monstruo del Rock". Lo mejor de la presentación de Whitesnake fue "Crying in the Rain".
A eso de las diez de la noche apareció lo que la mayoría de los cerca de quince mil espectadores esperaba ansiosamente ver, Judas Priest en vivo, con su formación casi clásica. Digo "clásica" porque el baterista Dave Holland, quien grabó grandes clásicos de la banda, ya no está, siendo su reemplazante desde el álbum Painkiller, Scott Travis. Un más que digno y competente sucesor. Dave, por ahora, está con problemas con la ley debido a un lamentable hecho delictivo.
Así, Travis, K.K. Downing y Glen Tipton en las guitarras, Ian Hill en bajo y Rob Halford de vuelta en las voces, irrumpieron en escena comenzando con "Electric Eye" en medio de la expectación colectiva de una masa sumida en la locura. Allí estaban, por fin, como si los años nunca hubiesen pasado, los míticos Judas Priest. Verdaderamente un emocionante momento histórico difícil de borrar. "Metal Gods" prosiguió en la senda de clásicos, seguido de "Riding on the Wind", "Touch ef Evil" -no tan clásica- y la inevitable, y posiblemente insufrible "Breaking the Law". Aquella, la canción más universalmente conocida de Judas Priest, que aunque a muchos gusta, a otros tantos aburre debido a su sobre exposición.
Pero no todo fue recuerdos de momentos de añoranza ¡cuando éramos unos imberbes jóvenes ilusos llenos de ilusiones! Sin miedo, y como queriendo decir:"Nosotros somos una banda vigente y no vivimos exclusivamente del pasado" Priest lanzó a la parrilla cuatro canciones de su nuevo álbum Angel of Retribution. Estas fueron "Judas is Rising", "Deal With the Devil", "Revolution" y "Hellrider", canciones que lograron captar la atención del público tanto como las clásicas aunque el peak sin lugar a dudas fue cuando se escuchó "Painkiller", generando el desorden colectivo. Los momentos más pausados, pero no menos intensos, vinieron de la mano del cover de Joan Baez "Diamonds and Rust", de "Beyond the Realms of Death" y de "Victim of Changes". Los momentos más comerciales se vivieron con "I´m a Rocker" y "Turbo Lover". Las otras canciones que escuchamos fueron: "Hell Bent for Leather", "Living After Midnight" y "You´ve Got Another Thing Comin´". Esta última terminó las casi dos horas de show.
Lo mejor de todo fue que el sonido estuvo espectacular, al igual que la escenografía. Ni la moto Harley-Davidson faltó. Aquello fue un gesto importante puesto que demostraba que el show presentado no difería de los hechos en otras latitudes. Y en cuanto a la interpretación de las canciones, ¡qué puedo decir!, simplemente que fue una demostración excelsa de que para estos músicos las canciones son ya parte de ellos mismos. Los solos de guitarra, tan importantes en Judas, sonaron con convicción y con tal soltura que parecían fáciles. Difícil resulta encontrar puntos débiles en la presentación, aunque siendo estrictos, habría que confesar que Rob Halford, a pesar de cantar bien, ya no tiene el registro de antaño, cuando alcanzaba notas altas como si nada. Y claro, además, faltaron canciones memorables, muchas, pero si Judas tocara todos sus grandes himnos tendrían show para unas cuatro horas. A más de alguno le quedó la bala pasada por no haber disfrutado de ninguna canción de álbum Defenders of the Faith. "Freewheel Burning" faltó, que duda hay de aquello, ya que la pequeña cuota de brutalidad y agresión sónica desplegada en "Painkiller" merecía sus réplicas, como lo hubiera sido "Ram it Down" también. Y que decir de "Screaming for Vengeance", "Jawbreaker", "Tyrant", "Sinner" o "Exciter". Podríamos seguir.
De todas maneras el setlist estuvo bueno, repasando la historia de la banda emblema del heavy metal brillantemente y, para ser primera y posiblemente última en que se presente en Chile, no creo valga la pena someter a juicio lo que fue una presentación excelente.
Absolutamente, uno de los mejores recitales que he visto. We are Defenders of the faith!!!!!!
Martes 13 de Septiembre de 2005. 19:30 horas
Pista Atlética Estadio Nacional
CIE Producciones
Por fin el anhelo de muchos -me incluyo- se hizo realidad. Finalmente Judas Priest tocaría en vivo para sus miles de fans aquí en Chile. Definitivamente, no se trataba de un recital más, sino de algo de mucho mayor alcance de lo que se podría sospechar a primera vista. En mi caso particular, la cita con Judas era algo que no me hubiera perdido por nada del mundo. Primero, porque nunca antes había visto a Judas y segundo porque se trataba de una banda crucial para mí. El álbum de 1984 "Defenders of the Faith" fue uno de los primeros vinilos que compré. Marcó mis gustos musicales de ahí en adelante, convirtiéndome en un acérrimo amante del metal. Entenderán entonces que ir a ver a Judas no era algo para tomarse a la ligera. No podía faltar. Y seré muy sincero con ustedes, pero lo cierto es que no estaba ni siquiera un poco interesado por las presentaciones de Rata Blanca y Whitesnake. A Rata Blanca ya la había visto unas cinco veces anteriormente, y Whitesnake no despertaba en mí ni el más mínimo interés ya que su hard rock glam nunca ha sido algo que me vuelva loco. Quizás, en otro contexto, no al lado de Judas Priest, mi apreciación hubiera sido otra, porque nadie puede negar que Rata Blanca y Whitesnake son excelentes bandas, pero el interés, sin duda, y creo hablar por muchos, estaba puesto en los legendarios Judas.
Rata Blanca abrió el show mostrando su talento en tan sólo unos cuarenta minutos. Tal como dijo su vocalista Adrian Barilari, no había tiempo para más, por tanto poco o nada iban a mostrar de su álbum 2005, La Llave de la Puerta Secreta. Como era de esperar, los momentos álgidos de la algo tibia presentación fueron a la par con las canciones "La Leyenda del Hada y el Mago", "Haz tu Jugada", ambas del disco Magos, Espadas y Rosas y "Highway Star", cover de Deep Purple.
Whitesnake tocó un poco más que Rata Blanca, extendiéndose como una hora. Su presentación estuvo mejor que la de Rata, y podemos decir sin temor a equivocarnos que la serpiente blanca se comió al ratón blanco.
David Coverdale y compañía desempolvaron viejos pero inmortales clásicos, incluyendo el cover de Deep Purple "Burn", que empezó la presentación. Buena cosa que Judas no hizo ningún cover de los Purple. Por supuesto que tampoco podían faltar "Still of the Night", "Here I go Again", y la súper melosa, súper pop, sugar coated, "Is This Love", canciones que lograron una buena respuesta del público, pero que no encajaban para nada con lo que pronto ascendería desde los abismos del infierno. (Algo de poesía metalera, jajaja) Ciertamente un preludio demasiado "pop" para esperar al Dios del Metal, Rob Halford. ¿Autoproclamado? Si hubiera sido por mí, y rara vez sucede que las cosas se hagan a mi pinta, hubiera puesto a Saxon, banda que definitivamente es más metal que Whitesnake y también un "Monstruo del Rock". Lo mejor de la presentación de Whitesnake fue "Crying in the Rain".
A eso de las diez de la noche apareció lo que la mayoría de los cerca de quince mil espectadores esperaba ansiosamente ver, Judas Priest en vivo, con su formación casi clásica. Digo "clásica" porque el baterista Dave Holland, quien grabó grandes clásicos de la banda, ya no está, siendo su reemplazante desde el álbum Painkiller, Scott Travis. Un más que digno y competente sucesor. Dave, por ahora, está con problemas con la ley debido a un lamentable hecho delictivo.
Así, Travis, K.K. Downing y Glen Tipton en las guitarras, Ian Hill en bajo y Rob Halford de vuelta en las voces, irrumpieron en escena comenzando con "Electric Eye" en medio de la expectación colectiva de una masa sumida en la locura. Allí estaban, por fin, como si los años nunca hubiesen pasado, los míticos Judas Priest. Verdaderamente un emocionante momento histórico difícil de borrar. "Metal Gods" prosiguió en la senda de clásicos, seguido de "Riding on the Wind", "Touch ef Evil" -no tan clásica- y la inevitable, y posiblemente insufrible "Breaking the Law". Aquella, la canción más universalmente conocida de Judas Priest, que aunque a muchos gusta, a otros tantos aburre debido a su sobre exposición.
Pero no todo fue recuerdos de momentos de añoranza ¡cuando éramos unos imberbes jóvenes ilusos llenos de ilusiones! Sin miedo, y como queriendo decir:"Nosotros somos una banda vigente y no vivimos exclusivamente del pasado" Priest lanzó a la parrilla cuatro canciones de su nuevo álbum Angel of Retribution. Estas fueron "Judas is Rising", "Deal With the Devil", "Revolution" y "Hellrider", canciones que lograron captar la atención del público tanto como las clásicas aunque el peak sin lugar a dudas fue cuando se escuchó "Painkiller", generando el desorden colectivo. Los momentos más pausados, pero no menos intensos, vinieron de la mano del cover de Joan Baez "Diamonds and Rust", de "Beyond the Realms of Death" y de "Victim of Changes". Los momentos más comerciales se vivieron con "I´m a Rocker" y "Turbo Lover". Las otras canciones que escuchamos fueron: "Hell Bent for Leather", "Living After Midnight" y "You´ve Got Another Thing Comin´". Esta última terminó las casi dos horas de show.
Lo mejor de todo fue que el sonido estuvo espectacular, al igual que la escenografía. Ni la moto Harley-Davidson faltó. Aquello fue un gesto importante puesto que demostraba que el show presentado no difería de los hechos en otras latitudes. Y en cuanto a la interpretación de las canciones, ¡qué puedo decir!, simplemente que fue una demostración excelsa de que para estos músicos las canciones son ya parte de ellos mismos. Los solos de guitarra, tan importantes en Judas, sonaron con convicción y con tal soltura que parecían fáciles. Difícil resulta encontrar puntos débiles en la presentación, aunque siendo estrictos, habría que confesar que Rob Halford, a pesar de cantar bien, ya no tiene el registro de antaño, cuando alcanzaba notas altas como si nada. Y claro, además, faltaron canciones memorables, muchas, pero si Judas tocara todos sus grandes himnos tendrían show para unas cuatro horas. A más de alguno le quedó la bala pasada por no haber disfrutado de ninguna canción de álbum Defenders of the Faith. "Freewheel Burning" faltó, que duda hay de aquello, ya que la pequeña cuota de brutalidad y agresión sónica desplegada en "Painkiller" merecía sus réplicas, como lo hubiera sido "Ram it Down" también. Y que decir de "Screaming for Vengeance", "Jawbreaker", "Tyrant", "Sinner" o "Exciter". Podríamos seguir.
De todas maneras el setlist estuvo bueno, repasando la historia de la banda emblema del heavy metal brillantemente y, para ser primera y posiblemente última en que se presente en Chile, no creo valga la pena someter a juicio lo que fue una presentación excelente.
Absolutamente, uno de los mejores recitales que he visto. We are Defenders of the faith!!!!!!