domingo, marzo 26, 2006

Deep Purple en Chile

Deep Purple – De Saloon
Sábado 25 de Marzo de 2006
Pista Atlética Estadio Nacional
20:00 hrs
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La tercera visita de Deep Purple a nuestro país cayó dentro de las tres noches de Cristal en Vivo, en las cuales hubo de todo, incluyendo el primer día bandas tributos a Rush, Pink Floyd y Queen. Y comprando un pack promocional de la cerveza en un supermercado se podía comprar la entrada a mitad de precio para cualquiera de las noches. Nada mal.

Mi razón de peso para acudir a este recital fue más que nada como para sacarme el empacho por no haber asistido las dos veces anteriores, porque, seré sincero, estoy algo cansado ya de tantos clásicos y de bandas que no mueren nunca. En fin. La primera visita de la banda fue en Febrero de 1997. El recital fue en el Estadio Santa Laura. Y aunque yo tenía mi entrada no pude entrar debido a graves problemas de organización que dejaron a muchos afuera. El nefasto broche de oro fue la caída de la torre de sonido al comienzo del show, que dejó varios heridos. La noticia recorrió el mundo. La banda tocó igual, aunque con sonido muy deficiente según supe. La segunda visita fue hace un par de años y allí no fui porque simplemente no me interesé, así que aproveché esta tercera vez para ver a los legendarios Purple antes de que jubilen.

Llegué a la Pista Atlética muy justo en la hora. No vi a De Saloon. Y cuando apenas llevaba diez pasos dentro el show comenzó. “Pictures of Home” comenzaba el set, del insuperable Machine Head. Un clásico para entusiasmar a los más de quince mil espectadores que definitivamente no estaban allí para De Saloon. Ya al segundo corte las canciones no fueron muy conocidas, y aunque la gente disfrutaba del show no había gran ovación por cortes como “Wrong Man” o “Before Time Began”, ambas del último disco Rapture of the Deep, aparecido en Noviembre del 2005.

Recién en la segunda parte del show el espectáculo tomó vuelo, sin que faltaran las acrobacias en la guitarra de Steve Morse, que definitivamente reemplaza a Ritchie Blackmore con maestría y las de Don Airey, un tecladista tan o más excelso que Jon Lord y que a grabado con insignes nombres como Ozzy, Rainbow y otros. Pero fue cuando la banda se fue derechamente a los clásicos ultra conocidos que la fiesta se animó. No estuvieron todos, pero sí los inmortales temas del Machine Head: “Lazy”, “Space Truckin´”, “Highway Star” y la un millón de ves escuchada “Smoke on the Water”. Este último dio pie al primer y único bis. Deep volvió para tocar “Hush”, aquella memorable canción del primer álbum Shades of Deep Purple finalizando la velada con “Black Night”, aquella canción single que no aparece en ningún álbum de estudio oficial. Tampoco faltó “Perfect Strangers”, pero no tocaron “Child in Time” ni “Burn”. De seguro muchos las extrañaron.

En cuanto a la parte técnica, el sonido del espectáculo estuvo a la altura de la banda, aunque sin mucho volumen. Ni una falla. Todo absolutamente perfecto, aunque hacia la izquierda del escenario se producía gran eco por las murallas del polideportivo emplazado allí. Mucho mejor se escuchaba en cualquier parte menos allí. Ian Gillan cantó las canciones como si el tiempo no pasara, sorprendiéndome cuan parecido sonaba a los registros de estudio. Ya no tiene la chasca de antaño, pero canta excelente. Roger Glover se manejaba con el bajo como si nada. Ian Paice, que es el único miembro original que queda de la banda, demostró estar aún en forma, y en general la banda no se vio para nada obsoleta y sin fuerza. Es increíble pensar que en 2008 se cumplirán 40 años desde que la banda se formó, y allí está hoy en día con gran profesionalismo y una capacidad de convocatoria realmente increíble que abarca un amplio espectro de personas. Me llamó la atención que hubiesen tantos niños, muchos de ellos con sus padres, y en general mucha gente joven. Claro, también estaban los viejos rockeros, pero no eran mayoría. A mí me dio la impresión de que es precisamente la gente joven la que está revalorando a los clásicos y que los viejos a estas alturas ya están cansados de escuchar las mismas canciones de siempre. Es, en todo caso, muy entendible aquello.

No puedo comparar el show con las presentaciones anteriores, pero puedo decir que este recital fue lo que esperaba, o sea, sin grandes sorpresas y abocado a lo clásico. Y en sus casi dos horas no fue jamás electrizante, pero al menos yo ya me saqué el empacho.