domingo, julio 27, 2008

Wacken 2007


Este 31 de Agosto de 2008 parte el Wacken versión 19. Con motivo de cumplirse ya casi un año de mi ida al Wacken 2007 he decidido subir a este blog mi reportaje que ya fue publicado en su momento en www.grindermagazine.cl. No estaré para Wacken 2008, pero bueno, no se puede tener todo en la vida.

Wacken 2007 – 02-04 Agosto

Intro

Cuando finalmente puse mis pies en el renombrado y mítico festival Wacken lo primero que pensé fue: “Wow, no lo puedo creer, finalmente estoy acá”. Me costaba creerlo. La planificación para el viaje había empezado meses atrás, se habían hecho todos los trámites habidos por haber, desde sacar pasaporte hasta comprar una carpa, junto con un montón de detalles más, propios de un viaje de tres semanas al viejo continente, donde mi intención era matar dos pájaros con un tiro: ir al Wacken y Party San y conocer Europa, lugar que conocía sólo por fotos. Y allí estaba, junto con César y Priscila, que tuvimos la suerte de ser acreditados, y dos chilenos más; Aldo y Ricardo, el primero de Santiago y el segundo de Talcahuano, y un compadre más de Argentina. Todos, al igual que yo, alucinados por el hecho de estar en la Mecca del metal. La cara de felicidad que teníamos seguramente era para la risa.

Aunque el equipo Grinder tenía acceso a estar en el campamento de la prensa especializada, cuando llegamos el día miércoles 1 de agosto, con un día de anticipación, procedentes del aeropuerto de Hamburgo, no teníamos muy claro dónde teníamos que preguntar por el asunto de las credenciales y el camping. Cuento corto, ya que llevábamos gran peso a nuestras espaldas y estábamos bastante cansados, considerando además que cuando llegamos estaba repleto de carpas por todos lados, lo que hicimos fue instalarnos en el primer lugar que encontramos. Por otro lado, de esta manera no se separaba el grupo y podíamos disfrutar del Wacken en patota. Créanme, esto es importante, porque cuanto estas rodeado de miles y miles de fans que no hablan una pizca de castellano y a quienes tú no comprendes nada de lo que hablan, el estar con un grupo de chilenos para poder comentar las presentaciones y tomarse chelas se hace necesario. Por suerte aquel lugar estaba bastante cerca de donde estaban los escenarios.
Chilenos en Wacken

Armamos las carpas, descansamos, pusimos nuestra bandera chilena para que flameara al viento, como si estuviéramos haciendo patria, y luego exploramos el campo de batalla. La primera impresión: ¡Puta la huevada grande! Porque es grande, gigante. Dos escenarios principales, un escenario más pequeño y un cuarto que está dentro de una carpa rectangular gigante. Y luego está el área de camping, extenso. Imagínense un lugar para cobijar a unas setenta mil personas. O sea, realmente impresionante. Y no olvidemos el lugar de venta de discos, el más grande de su estilo en el mundo. Había que pagar, eso sí, para entrar, y es entendible, ya que de otra manera entraría todo el mundo. También están los puestos de comida, de expendio de cerveza, de souveniers, y un espacio que separa el área de camping de los escenarios y cancha. No olvidemos las duchas, los baños, la tienda de primeros auxilios, etc, etc. Resumiendo, una mini cuidad metalera.

Ese día miércoles, a pesar de que no tocaba ninguna de las bandas del cartel, había hueveo, como no. En cierta manera era como el preámbulo de la gran fiesta que se venía. Y en el espacio que mencioné anteriormente, entre los campings y los escenarios, donde además, hacia los lados, habían puestos de venta de poleras y cosas anexas con la metal fashion, además de puestos de comida, estaban, a la hora en que por allí pasaba, los famosos W.O.A. Firefighters. Estos son los bomberos del pueblo de Wacken y su orquesta toca temas que en realidad sólo los alemanes comprenden. Muy folclórico, muy alemán, los fans se congregaban alrededor de los Firefighters, y saltaban sobre las mesas, y chupaban cerveza como malos de la cabeza, y cantaban. Hasta bailaban algunos. No era metal, pero a la gente le encantaba.

Okay, y ahora, el primer punto anecdótico. El barro. El maldito barro. Resulta que la semana previa al festival había llovido a cántaros, en otras palabras, más que la chucha. Y aunque el lugar había sido cubierto prolijamente con paja, había que tener cuidado para no quedar todo embarrado. Uno iba caminando feliz por la vida y, de repente, va y mete la pata en el fango. Se recomienda, y no estoy exagerando, llevar bototos o botas para la lluvia. Lo peor que pueden hacer es andar con zapatillas. Y claro, como no, yo andaba con zapatillas. No nos olvidemos de la lluvia. Aunque es verano en el hemisferio norte en agosto, a diferencia de lo que ocurre en Chile, especialmente en el área central, allá llueve en verano. Y la probabilidad de que llueva, incluso copiosamente, es alta. De hecho no sólo llovió en el Wacken, sino que también en el Party-San. Ley de Murphy.
Secrets of the Moon
Con barro o sin él, con lluvia o no, pueden imaginarse que estando en el Wacken, el consumo de cerveza se hace imperioso. Y si estamos en Alemania, esto se transforma ya en obligación, a menos que sean abstemios. Claramente nosotros no lo éramos. César y Priscila, que ya habían estado dos veces en el Wacken me dijeron que uno al comprar una chela le daban un vaso de plástico muy resistente, que además venía adornado con insignias del festival (todos coleccionables, llame ya), y cuando uno terminaba su cerveza y quería otra, iba con el vaso y le daban otra cerveza por un euro menos, ya que eso valían los vasos. O sea, el primer vaso costaba cuatro euros y los posteriores tres. Y si uno quería hacerse de una colección de vasos para quebrarse con los amigos, bueno, había que pagar siempre cuatro euros. Y ahora viene el asunto de los euros. ¿Tres euros la chela que además no hacía el medio litro? Un euro son 715 pesos. Hagan la matemática. 2145 pesos. También vendían jarros de litro, a siete euros, o sea, 5000 pesos. Caro, más caro que la cresta para nosotros los chilenos. ¿Pero qué le íbamos a hacer? Otra opción era ir a comprar al supermercado que estaba en el centro del pueblo, a unos veinte minutos a pie. Muchos hicieron eso. En realidad miles. Y había que hacer extensas colas. Además en el supermercado vendían las cervezas a temperatura ambiente, y no bien heladas como nos gusta acá en Chile. Eso no quitaba que los fans compraran jabas y más jabas de cerveza, aunque las de allá no se parecen a las de acá. Vi compadres acarreando por la calle unas cien latas de cerveza. Todo el alcohol del mundo se puede ingresar al Wacken, incluso se puede llevar comida y hacer un asadito, pero nada de esto se puede ingresar al área de presentaciones en vivo, a la cancha. Allí está prohibido, especialmente, el ingreso de botellas de vidrio.
Vision Bleak
El Gran Día

Todo el mundo sabe que el Wacken dura tres días, pero hay que aclarar unos detalles importantes. No sé cómo habrá sido en años anteriores pero al menos para esta oportunidad, que a todo esto fue la versión número 18, en el primer día de presentaciones, que fue el día jueves, las bandas empezaron a tocar recién a las cinco de la tarde, finalizando a medianoche. El día viernes el asunto comenzó a las 11 de la mañana, terminando a las tres de la mañana y el día sábado se inició a las doce del día, finalizando a las tres de la mañana. El número de bandas confirmadas ascendía a setenta, y estas se repartían en los siguientes escenarios: el Black Metal Stage, el True Metal Stage, el Party Stage y el Headbangers Ballroom o Wet Stage. Cabe aclarar que los dos escenarios principales, los más grandes, son el Black y True, pero que estos nombres no necesariamente reflejan el tipo de bandas que se presentan en ellos. Simplemente así se les ha nombrado.

Otra cosa que no podemos dejar de mencionar es que en este festival siempre hay bandas tocando simultáneamente, por tanto resulta imposible ver todas las bandas en cartel. Entonces uno tiene que decidir entre esta o esta otra banda, cosa que resulta difícil cuando dos bandas interesantes para uno tocan el mismo tiempo. Les comento que esto no ocurre en Party-San. Allí hay un solo escenario y es posible ver todas las bandas en cartel. Son, como pueden darse cuenta, dos modalidades distintas. Otra cosa importante en Wacken: No todas las bandas tocan la misma cantidad de tiempo. Los cabeza de cartel pueden estar una hora y dos arriba del escenario, otras bandas tocar una hora, incluso algunas solamente media hora. Esto último ocurrió con bandas no muy conocidas, todas tocando en el Headbangers Ballroom. Destruction

Pero bueno, suficiente ya con los detalles técnicos. Créanme que hay más, pero lo que quiero que les quede muy claro es que hay cuatro escenarios, siempre hay bandas tocando al mismo tiempo, es imposible ver a todas las bandas y los tiempos de presentación varían.

Son las cinco de la tarde y Blitzkrieg, The Sorrow y Krossbreed abren el festival. Yo ópto por Blitzkrieg más que nada por reconocer en esta banda su estatus de culto, pero en realidad su presentación no me resulta muy interesante. En este momento yo estaba con el socio Ricardo, y antes de que terminara Blitzkrieg decidimos ir a ver mejor a Narziss, banda más agresiva que la anterior y definitivamente con más power como para empezar bien el carrete. Yo no los conocía y sólo había escuchado unos cuantos temas por Internet, habiéndome causado grata sorpresa. Su presentación en vivo confirmó mi positiva apreciación. De ahí seguimos con Naeera, banda que tiene similitud con Children en Bodom. Se presentan ya los primeros mosh y la fiesta se prende. Cambiamos de escenario y nos vamos a ver a Sodom. Era, lo obvio, aunque me quedo con las ganas de ver a Animal Alpha, banda que toca un estilo musical de difícil categorización. Recomiendo encarecidamente que los chequeen, aunque más de alguno se decepcionará con ellos ya que son una banda muy ecléctica y, en realidad, de metal poco tienen. Vamos con Sodom, porque, bueno, Sodom es Sodom. La banda toca en uno de los escenarios principales. El tío Tom, que ya es como de la casa, toca su arsenal con las típicas canciones que Sodom toca en vivo. Ninguna sorpresa. Buen sonido, y buena presentación, pero no me parece un show que quede en la retina. Ni siquiera el hecho de que el tío Tom tuviera míticos invitados ayudándolo con algunos temas ayuda a que la presentación reviente. Y yo ahí anhelando un temita como “Persecution Mania” o “Agent Orange”, pero no pasa nada. Hasta el momento, no ha pasado gran cosa.
Luego de Sodom, a elegir entre Saxon o Overkill. Dudo un momento, y me decido por Overkill. Sorry Saxon, pero es que el thrash me tira más. Saxon es tremenda banda y la hubiera visto si tan sólo no hubiese topado con Overkill. Además estaba con vena por no haber podido ver a Overkill para ese recital que nunca fue, esa vez que se iba a presentar con The Gathering y Covenant cuando aún era Covenant y no Kovenant. Y aquí viene el primer momento realmente memorable, con Overkill. Puta que estuvo bueno este show. Bobby Ellsworth cantando como si los años no pasaran en vano y la banda completa dejando la cagada. El clímax, jaja, buena palabra esa, viene con “Elimination”. Puedo morir tranquilo. Y es curioso cómo se me venían a la cabeza recuerdos de antaño, de la Karin Yanine y su programa televisivo Medio a Medio, o algo así, no me acuerdo bien, y Overkill con el video de su tema insigne allí en televisión abierta cuando aún no soñábamos con el cable y You Tube eran ideas inconcebibles.

Son las doce de la noche y terminan las presentaciones. Esto no significa que el hueveo no siga. La fiesta se traslada al Headbangers Ballroom que se transforma en discotheque metalera y karaoke. La parranda siguió allí hasta las seis de la mañana. Nosotros, los chilenos, nos congregamos y nos vamos a beber unas buenas cervezas, aunque habíamos empezado tempranito, jajaja, pero suave. El día que sigue, que es el viernes, se nos viene pesado, comenzando la carnicería a las once de la mañana. Y yo al menos quiero ver todas las bandas que pueda. Después de todo, ver a las bandas era el objetivo principal. Así que estuvimos vacilando solamente hasta como las tres de la mañana.


Viernes 3 de Agosto
En realidad el primer día de presentaciones en vivo me pareció como solamente una pequeña pincelada, algo así como para calentar motores no más. Cosa distinta con el segundo día, mucho más intenso. De hecho las primeras bandas empezaban a las 11 de la mañana y el asunto no pararía hasta las tres de la mañana. Había que decidirse por qué bandas apostar, y simplemente partir a bañarse con toneladas de metal. Me despierto temprano ese día, me pego una ducha con agua helada (no había caliente) en unas duchas mixtas. Duchas mixtas, un concepto que aún no manejamos en Chile. Interesante, que quieren que les diga. Aquí no había duchas separadas. Definitivamente los alemanes tienen bastante menos pudor que los chilenos. Luego parto a alimentarme con un nutritivo desayuno de campeones consistente en una especie de fideos chinos con pollo y verduras (estaban la raja) y un vaso de cerveza, el primero del largo día. Y parto a ver las presentaciones. Suidakra y The Black Dahlia Murder empiezan a tocar a las 11 en punto. ¿A quienes ver? Mi socio Ricardo quiere ir a ver a Suidakra. Yo apuesto mejor por los Dahlia. Cesar, Aldo y Priscila andan por ahí. Llegamos algo atrasados. Dahlia está dándole pero el público no atina a despertar aún. “Come on motherfuckers, I know it´s early, but make some fuckin´noise” vocifera Trevor Strnad. Poco a poco el público se entusiasma. Por mi parte, yo también estoy algo aletargado, pero trato de entrar en onda, después de todo la banda me gusta mucho, aunque apreciarla tan temprano le quita impacto. Termina la presentación y dirijo mis pasos al escenario True Metal para ver a Amorphis que empezaba a las doce del día. De pronto empieza a divisarse humo. Alguien ha prendido fuego a la paja, posiblemente sin querer. Sea como fuese pronto se eleva una columna de fuego. La gente se ríe, claro, pero cuando ya empieza a ponerse serio el asunto justo llega la gente de seguridad y contiene el pequeño incendio. Humo por todas partes. Se le pide a la gente que pase del escenario True al Black, que está justo al lado izquierdo. Este incidente atrasa la presentación de Amorphis. Napalm Death, que iba a empezar cinco para la una, se adelanta y comienza a destruir cráneos con su mortífero arsenal de temas chacales. Queda la cagada. Es, bueno, Napalm Death. Cualquiera que los haya visto en vivo sabe que no necesito entrar en detalles. La gente se vuelve loca. Mucho headbanging. El sol pega fuerte. El resto del equipo chilensis está también presente. Nadie quiere perderse a Napalm. Barney arriba del escenario actuando como un demente. Se mueve para acá y para allá, inquieto, cualquiera diría que le está dando un ataque epiléptico. “Suffer the Children” surca el aire. Es el peak. En otro instante, y es “Scum” la canción que enardece al público. Están todos vueltos locos. ¿Por qué siempre dicen que el público europeo no vacila tanto como el de Sudamérica? Me tiento a pensar que aquello es un mito. Y aunque es verdad que luego descubriría que en Party-San la respuesta del público es más fría, aquí en el Wacken la cosa es diferente. Aquí definitivamente hay onda y un espíritu festivo que se respira en el aire. Unos cuarenta cinco minutos de Napalm y es hora de trasladarse nuevamente al True Metal Stage. Amorphis aparece en escena. Lo estaba esperando, después de todo los fineses nunca han ido a Chile. Aquí se presenta el desquite. La banda tira sus buenos cortes, sin que falten algunos clásicos espectaculares. No falta “Black Winter Day”. ¿Qué más tocaron? ¡¡¡Uf!!! Recordar cada canción, de cada banda, de cada día de recital, del Wacken y Party-San… ¡Imposible! Pero quiero que les quede claro que Amorphis estuvo muy bueno.

Therion

Nos quedamos en el escenario True Metal y es hora de Therion. Como era de esperar los suecos liderados por Christofer Johnsson presentan un show con la calidad que se le conoce. Escuchamos las grandes canciones de banda, especialmente de los álbumes Lepaca Kliffoth, Theli y Vovin. ¿Qué chucha significará “Lepaca Kliffoth”? me quedo pensando. Siempre tan enigmático Johnsson con sus títulos raros. Me recuerda a los franceses Magma, banda setentera que también se caracteriza por títulos de discos y canciones que entiende sólo el artista que las creó. Bueno, lepaca klifeando disfrutamos a concho la presentación, pero yo estoy con la mente puesta en lo que se viene apenas termine Therion. Me refiero a Possessed. Sí, Possessed, los míticos y fundamentales Possessed, aunque este es un Possessed más reparchado que pantalón de colegial. El único miembro original de este Possessed es el vocalista Jeff Becerra, siendo Sadistic Intent la banda en reemplazo de los originales Larry LaLonde, Mike Torrao y Mike Sus. Me pregunto si les habrán avisado a los compadres, en especial a LaLonde, que como muchos sabrán, encontró fama y fortuna con esa banda tan especial llamada Primus. Chthonic

Reparchado o no, me interesaba mucho ver a este Possessed exhumado. Después de todo esta banda o lo que queda de ella es fundamental en el death metal. ¡Si yo escuchaba el Seven Churches el 85 fresquito salido del horno. ¡Que gran disco! ¡Que huevada más adelantada a su tiempo! No podía perderme a Possessed. Y fue impactante ver a Jeff Becerra en silla de ruedas. Recordemos que quedó parapléjico de la cintura para abajo debido a un disparo que sufrió cuando fue asaltado en 1989. De repente comienzan a escucharse las primeras notas de Tubular Bells, tema original de Mike Oldfield que aparece en el disco de 1973 del mismo nombre y que fue utilizado en la que se dice es la mejor película de terror de todos los tiempos, por supuesto, El Exorcista. Comienza el tema The Exorcist, y allí está Becerra, vociferando como antaño. Me sorprendo al comprobar que su voz sigue igual. La banda de soporte no es el Possessed original, pero me importa una mierda, me dejo llevar por el lado sentimental del asunto, y la vista de Becerra en silla de ruedas me conmueve. Por mí que los compadres toquen todo el Seven Churches completo, pero la banda opta por algunos temas del disco Beyond the Gates y el EP The Eyes of Horror. Luego viene “Burn in Hell”, excelente tema. Estoy en primera fila, tratando de sacar algunas fotos para el recuerdo. De pronto detrás de mí se forma un mosh infernal. Jeff Becerra tira la talla entre tema y tema, y todo el mundo vacila cada una de las canciones. Algunas canciones me parecen mejor ejecutadas que otras, pero al finalizar la presentación quedo satisfecho. Vi a Possessed, puedo morir tranquilo. Possessed

Tiempo de un break. Otra cerveza, algo para comer, descansar un rato en la carpa. El sol pega implacable. Más rato han de tocar los noruegos Turbonegro en el mismo escenario donde anteriormente estuvo Possessed y ya empiezan a aparecer los Turbojugend (que significa “juventud turbo”). Estos son los fans de la banda, y vaya que son estrafalarios. Nada que ver con el negro predominante. En definitiva son un cuento aparte. Pero yo no estoy ni ahí, porque quiero ver a Chthonic. Esta es una banda de Taiwán que suena a Cradle of Filth y que tiene una bajista bastante rica. De un tiempo a la fecha he empezado a encontrar a las mujeres orientales más ricas que la cresta. Pero bueno, no nos desviemos del tema. La verdad es que yo quería ver a esta banda cuya única referencia provenía de Internet. Había escuchado un par de temas y me había encantado lo que hacían. Nada muy original, pero lo que escuché me gusto mucho y quería apreciarlos en vivo. No me decepcionaron. La banda tocó en la “Wet Stage” o “Headbangers Ballroom” como también se le dice. Este era el escenario más pequeño de los cuatro y a diferencia de los otros tres, era cubierto, lo que era genial en caso de lluvia. Aquí se presentaban las bandas más pequeñas y menos conocidas, y por espacios de tiempo que muchas veces no superaban la media hora. Por ende fueron muchas las bandas que tocaron en este escenario. Yo vi muy pocas, pero quiero comentarles que aunque quizás las bandas no tenían el peso de las más famosas que se presentaban en los otros escenarios, de todas maneras muchas de ellas eran muy buenas. Chthonic, claramente una de ellas. Recomiendo la banda a ojo cerrado. Sí, se parecen a Cradle of Filth montones, pero que diablos, nadie es perfecto.

Antes de ver a Chthonic está Black Majesty en el mismo escenario. Preguntó por ahí que pasó con Chthonic, que por qué no están en escenario puesto que la guía del Wacken los tenía señalados para la hora en que llegué y me explican que hubo atrasos. ¿Atrasos? Así es, aún en el Wacken, las cosas a veces no salen con la perfección alemana deseada. Veo a Black Majesty con el entusiasmo propio del que se divierte mirando una muralla. No hay caso, este heavy metal reciclado de las clásicas bandas ochentenas no es lo mío. Con excepción de Stratovarius y Helloween, el resto de las bandas de ese estilo me producen sopor. Sé que hay gente que le encanta esa onda y me parece bien, pero yo quiero ver a Chthonic. Y los ví y estuvieron la raja.

No me acuerdo cómo o porqué pero me pierdo parte de la presentación de Enslaved. Mala cueva. De todas maneras alcanzo a pillar unos cuantos temas. La banda es increíble. Más tarde, al encontrarme con el socio Ricardo, él me contaría que había visto a Enslaved muy de cerca y que lo había vacilado montones y que esa presentación sola justificaba todo el Wacken. He allí un verdadero fan de Enslaved.

Todo el mundo camina hacia la Wet Stage. No cabe ni un alfiler. Belphegor se va a presentar. O sea, Aaaaaaaarrrrrrrrrrggggggghhhhhhhhh!!!!!!!!. Belphegor. ¿Tengo que explicar mayor cosa? Conversando con César no nos explicamos por qué a esta banda la tiraron a este escenario. Claramente se merecían un lugar mejor porque Belphegor no es una banda pequeña. Pero que le vamos a hacer. Vemos a los malditos y creo que todo el mundo quedó satisfecho.

Luego de Belphegor vemos a Dimmu Borgir, aunque de lejos. Al menos yo, no me metí en las primeras filas y observé el show de lejos. No recuerdo por qué, quizás fue el cansancio, la imposibilidad de acercarse al escenario, no sé. No importa. Igual los veo. El show resulta apoteósico. Muchas luces y fuegos artificiales, mucha parafernalia, todo con bombos y platillos. El público vuelto loco. Miles y miles de fans disfrutando. La banda presenta temas de lo que será el disco nuevo. No calientan mucho. Y como no, es con los temas del Enthrone Darkness Triumphant que queda la verdadera cagada. “Mourning Palace” y “Spellbound (By the Devil)” son el clímax. Ya es de noche y empiezo a notar el cansancio. Las piernas me pesan. Es hora de buscar otra chela. Por huevón no saqué el polerón de la carpa y me empiezo a recagar de frío. Es verano en el hemisferio norte, pero en las noches, en Alemania, a veces, hace frío. Me aguanto. Ir a buscar el polerón es una odisea que no estoy dispuesto a hacer. No olviden que estamos en el Wacken. Se estima que la concurrencia es de 70.000 personas. No es cosa de partir caminando como si nada. Hay mucha gente, en algunos lugares hay mucho barro. Me cago de frío. Mala cueva. Estoy esperando ver a Iced Earth. Esta banda nunca me ha calentado mucho, pero estoy curioso por verlos en vivo, especialmente considerando el hecho de que la banda cuenta ahora con el ex Judas Priest Tim “Ripper” Owens en voces. La presentación resulta espectacular. Suena la raja, pero bueno, cada maldita banda de este endemoniado festival ha sonado la raja. En ningún momento se saturó el sonido, ni con Iced Earth ni con ninguna otra banda. Aquí tienen claro que sonar bien no significa subir el volumen hasta el nivel 11, como se parodia en la película Spinal Tap. ¿No la ubican? Veánla.
Nuestro campamento chilensis
Ya estoy más cansado que la cresta, mis amigos también, el resto del Wacken probablemente también, pero queda una banda más por ver. Se trata de los suizos Samael. Y esta se trata de otra de las presentaciones que quería ver con ansias, básicamente debido a que no sabía a qué atenerme. César y Priscila, que ya los habían visto antes me dicen que en aquella oportunidad habían tocado temas muy tecno y bailables. Como todos saben Samael está en otra, pero luego nos damos cuenta que la presentación en esta oportunidad va por el lado más agresivo. La banda deja la cagada. Claro, igual tocan algunas canciones taquilla, pero en general la presentación no deja de lado el metal. La gente vacila de lo lindo, aunque ya no hay moshs. El cansancio se hace sentir.
Esto es vacilar!!

Termina Samael. Son las tres de la mañana. Hemos estado escuchado bandas desde las once de la mañana. No nos quejamos, a eso vinimos. César me explica que mucha gente apenas sale de sus lugares de camping y se queda chupando en vez de vacilar las presentaciones. No es nuestro caso. Nosotros queremos hacer ambas cosas. Es hora de irse a acostar, pero no sin antes una cervecita, para conversar sobre lo que experimentamos ese día viernes. Mejor dos cervezas. Es tarde, finalmente nos retiramos a descansar a eso de las cuatro de la mañana. El día sábado nos espera y se viene tan intenso como el viernes aunque las presentaciones empiezan a mediodía y no a las once de la mañana como fue el viernes. El viernes sin lugar a dudas resulta ser finalmente el día más intenso. Los más carreteros se trasladan a la Disco, donde seguirá el metal escuchándose a través de los parlantes. Adentro de la carpa trato de dormir. A lo lejos escucho como sigue la fiesta. He sobrevivido mi segundo día de presentaciones en el Wacken y estoy más cansado que la cresta. En total pude ver doce bandas. Todo un record.
Esta mina estaba muy rica

Sábado, el día final.

El día sábado comienza para mí con Moonspell. Antes de ellos ya había tocado Sacred Reich y Disillusion, dos bandas que tenía ganas de ver pero que me pierdo, más que nada por dormir más de la cuenta y por ir al supermercado de las afueras para comprar algo de comida. Moonspell toca en el escenario Black unos 45 minutos. Yo no había tenido la oportunidad de ver a estos cabros aquí en Chile cuando vinieron, así que esta era la oportunidad ideal para ponerme al día. Lo primero que me llamó la atención fue la gran respuesta especialmente proveniente del público femenino. Incluso había una mina que lo alucinaba todo mientras flameaba al viento una bandera de Portugal. Buena presentación que no estuvo sin los infaltables clásicos. De ahí nos movemos para el lado derecho, al escenario adyacente, el True Metal, para ver a Stratovarius. Esta banda no estaba dentro de mis planes, pero la veo de todas maneras. El show resulta bueno, el arsenal de canciones ideal, finalizando con “Black Diamond”, o sea, show conocido para nosotros. De ahí seguimos moviéndonos y nos dirigimos al Party Stage para pillar a Dimension Zero, banda en la que milita el In Flames Jesper Strömblad. Observamos el show pero sin entusiasmarnos mucho. De todas maneras la banda salva y tiene sus buenos temas, aunque este es un grupo que definitivamente se podría haber apreciado más en la noche que a las cinco de la tarde como fue en realidad.

De vuelta a caminar para el Wet Stage. Es hora de Secrets of the Moon, banda black metal bastante interesante y no extremadamente brutal. Un tema, vaya a saber uno cual, se me queda dando vueltas en la cabeza. Luego en Party-San, donde Secrets también tocó, vuelvo a escuchar el tema, ganchero y pegajoso. Buena banda, y que al parecer le está yendo bien especialmente en Europa. Yo me quedo en este escenario y luego de Secrets of the Moon espero la presentación de Vision Bleak, banda que me interesó al ver su página web y que me tenía en ascuas. Realmente no sabía que esperar. De repente aparecen en escena, con maquillaje algo black metal, unas pintas como del siglo XVII y me sorprenden con su calidad y por lo interesante de las canciones. Ninguna banda se me viene a la mente como para compararlos, no sé cómo clasificarlos, siendo su metal muy original. Me digo para mis adentros, ya que para esta presentación estaba solo y los alemanes seguramente no me entenderían, lo siguiente: “Esta banda es excelente”.

Rato después es hora de Destruction, y yo ya estoy destruido. Esta cosa no para, las bandas siguen tocando, una tras otra, en diferentes escenarios, todo marcha rápido y cuesta digerir tanto estímulo sonoro y visual. Por suerte en algún momento de paz y tranquilidad me tomé la molestia de anotar cada maldita banda que vi en orden cronológico. Menos mal, ya que eso me ayudaría montones para este reportaje. Como les decía, era hora de Destruction. Y a decir verdad no estaba muy entusiasmado con ver a la clásica banda. Su cuento me es ya conocido y ya no me sorprenden para nada. Ni siquiera su puesta en escena, muy buena por lo demás, me entusiasma. Súmese a eso el cansancio, que distorsiona un poco las apreciaciones. Me gustó eso sí la idea de las minas que un tipo representando a Mad Butcher atacaba. Harto circo. Se sube Bobby de Overkill y otro compadre más para la canción “The Alliance of Hellhoundz”. Interesante. Todo finaliza con “Bestial Invasion”, como de costumbre. Y yo me pregunto por qué no tiran otro tema del Infernal Overkill o algo del Eternal Devastation.

Empieza a oscurecer y es hora de Type O Negative. Esta es una banda que me daba lo mismo ver o no ver y que finalmente vi más que nada para salir del empacho. Y lo hice de lejos, porque me fui a comprar algo que comer de alguno de los puestos de comida y a tomarme una rica chela. No sé, será que me cae mal el pesote de Peter Steele, o que simplemente no me calienta la música de la banda, lo cierto es que por mí que hubiera visto cualquier otra cosa.

Ahora viene la decisión más terrible a tomar. ¿Me voy a ver a Immortal o a Municipal Waste? Fuck. Al final opto por Immortal, aunque sin estar plenamente convencido. A Immortal ya lo había visto en Chile y Municipal Waste es una banda que está dejando la cagada con su thrash exudiano y slayerístico. Por otro lado todos mis compañeros quieren ver a Immortal. Y vemos a Immortal. Yo y Ricardo decidimos adentrarnos para las primeras filas. Es el infierno. Immortal dejando la cagada, un millón de luces sobre el escenario gigante, con un sonido de otro mundo. Comienzan las levitaciones. Uno tras otro empiezan a pasar fans por encima de nuestras cabezas. Los que estamos abajo ayudamos en el proceso. Los compadres llegan al pit del escenario y allí la gente de seguridad los ayuda a bajarse para que vuelvan al público. Aquí la gente de seguridad no está para pegarle a nadie, sino para cuidar a los fans a que no se saquen la cresta y no se lesionen. Esa es su pega. Y siguen pasando tipos y una que otra mina por encima de nuestras cabezas. Nunca antes había visto algo similar. Es la cagada, algo indescriptible. Y no paran de pasar compadres. De pronto un fan cae de lleno en la paja, pero es ayudado inmediatamente y lo vuelven a alzar. Es algo que se parece a un rito, a una cosa que está entendida de antemano. Me parece increíble que nadie salga herido. Esto ocurrió en toda la presentación de Immortal. Increíble, tan increíble como los “Circle Mosh” o “Walls of Death” que había visto para Dimension Zero. Se me había olvidado mencionar eso. Los circle mosh son como una centrífuga que da vueltas con cientos de fans saltando y moviéndose frenéticamente al son de la música. Usualmente, por lo que observé, es la banda quien le pide a los fans que hagan el mosh. Lo mismo con la “Wall of Death”. Aquí se abre un espacio en el público que deja a los fans separados tanto a la izquierda como derecha. Los que no quieren participar, tratan de alejarse. La muralla de la muerte consiste en que al son de la música, que necesariamente ha de ser frenética, los fans se lanzan de un lado a otro. Quien haya visto la película Corazón Valiente de Mel Gibson comprenderá fehacientemente cómo es la Wall of Death. Es algo impresionante.

Termina Immortal, y traspirados y cansados nos pasamos al escenario de al lado para ver a In Flames. A decir verdad no tenía las expectativas altas con los suecos, especialmente después de escuchar sus últimas producciones. Pero vaya que fue grato encontrarme con una banda que en vivo es simplemente la cagada más uno. Si para Immortal la respuesta del público había sido increíble, tanto o más lo fue para In Flames. Todo el mundo saltando como dementes, y sí, de nuevo, cientos de tipos y tipas pasando por encima de nuestras cabezas. De la época clásica sólo escuchamos un tema del Jester Race. Para la ocasión Anders Fridén le comenta a los miles de fans congregados: “Y bueno, quiero darle las gracias a Nuclear Blast por habernos dado una oportunidad cuando éramos una banda toda cagona, y mírennos ahora somos la cagada. Vamos a tocar un tema de la primera época, bla, bla, bla.” Definitivamente Fridén es todo un rockstar y se cree el cuento.

Está demás decirles que la presentación de In Flames fue uno de los momentos culmines de todo el Wacken. Yo no me lo esperaba. Pero verlos en lo que posiblemente es el mejor lugar del mundo para ver bandas, sumado a ello la puesta en escena y esas letras gigantes de luces que cambiaban de color y que decían IN FLAMES. Puta, nada que hacer, sin lugar a dudas, los cabros tienen plata ahora. Ya no son la banda cagona de antaño, aunque yo hubiera estado más feliz si hubieran tocado al menos un tema más de esa época cagona. The Jester Race sigue siendo mi álbum top de esta banda. In Flames

Ya después de ver a In Flames pudimos habernos ido para la casa (Chile) y haber quedado contentos, pero no, esto todavía tenía cuerda para rato. Era ahora el turno de Cannibal Corpse que por cosas del destino le toca presentarse justo al mismo tiempo que Haggard. Y yo opto por lo que seguramente ustedes encontrarán un sacrilegio. Sí, decido por Haggard. Ya había visto a Cannibal, que son una banda que me encanta, pero mi análisis fue el siguiente: “Es muy difícil que Haggard vaya algún día a Chile tomando en cuenta la cantidad de miembros que tiene la banda, que incluye no sólo la base metalera, sino que a todos los compadres y comadres que se encargan de la parte de música clásica. ¿Quién se va arriesgar en Chile a traer a todos estos músicos?” Demasiado caro, pienso yo. Por otro lado debo reconocer que Haggard es una banda que me fascina, por tanto no me iba a perdonar el no haberlos visto. Finalmente, el respiro acústico que representa su música en relación a la mayoría de las bandas que había visto hasta ese momento fue como un bálsamo fresco, algo para salir de la rutina.

La presentación de los alemanes estuvo a la altura de la rimbombancia de la música. Las canciones sonaron espectaculares, siendo el peak de la presentación el momento en que tocan “Awaking the Centuries”. Puro headbanging. A lo lejos se escucha el murmullo de la presentación de Cannibal, que me imaginaba estaría dejando la cagada como siempre. Haggard

Todavía queda un poco más, aunque ya el cansancio no se puede disimular. Ha sido un día intenso. Todos nos vamos a ver a Vital Remains, que iba a tocar a las dos de la mañana en la Wet Room o Headbangers Ballroom. Llegamos allá pero está tocando 1349 y su show es intenso. Está la cagada, hay mucha gente metida viéndolos. Disfrutamos de lo lindo y yo al menos espero con ansias a Vital Remains. Y he aquí quizás la única decepción del Wacken: Vital Remains se cae. Y no toca. ¿Por qué? Nunca supimos.

Termina 1349. Termina el Wacken, aunque la fiesta sigue en la Wet Stage. Yo estoy más cansado que la cresta, lo que no es excusa para no disfrutar de un par de chelas más. Al otro día, todos volveríamos a Hamburgo, que es la cuidad más grande que está cerca del pueblo de Wacken. En Hamburgo se separaría la alianza metalera chilena, aunque yo, César y Priscila nos volveríamos a encontrar para el Party-San que partía en día jueves.

Es hora de dormir, algo que sea, ya que al otro día nos iríamos muy temprano para así evitar las aglomeraciones. El Wacken es historia y yo me quedo dormido pensando en cómo cresta lo haré para plasmar en un reportaje lo que significó para mí. Porque es mucho lo que se puede decir del Wacken. Más importante, cómo diablos hacerlo interesante y entretenido de leer. Espero haber cumplido con las expectativas de los lectores, y con las mías también.
Pero es poco o nada lo que duermo. Se siente jolgorio. Me levanto y salgo de la carpa. En varios sectores se ve humo y fuego. Es el ritual de la quema de carpas. Así es. Muchos fans no recogen sus carpas para llevárselas para la casa No, muchos prefieren quemarlas. Resulta divertido ver esto. Se congregan alrededor del fuego, y gritan y cantan y huevean. Al poco rato llegan los bomberos y apagan el fuego. “Buuuuuuuu” exclama la gente. Luego prenden fuego de nuevo, y vuelven los bomberos, pero sin que se generen altercados. No llegan los bomberos a preguntar por qué están quemando las carpas ni nada, simplemente llegan y apagan el fuego. Es, como decía, un rito. Yo no puedo quemar mi carpa porque la necesito para el Party-San.

Para no olvidar. Algunos detalles.

- Al lado del campamento chilensis habían unos compadres muy buena onda. Uno de ellos era de Grecia, ¡y el compadre era más bolsero que la cresta! Y tenía una banda en casa y era thrasher old school y pelaba el cable con su banda a cada rato. Llegó un día con un montón de vinilos, cds y poleras que había comprado en el metal market del Wacken y al parecer se había gastado toda la plata porque no tenía ni un euro ni para ir al baño. Sé que no nos vamos a olvidar de nuestro amigo griego. Todo un personaje.

- El Wacken es un festival que cuenta con el beneplácito del pueblo del mismo nombre y todos, o la gran mayoría, de los que allí viven, se hacen parte de la celebración. En cierta manera tratan a los metaleros como a verdaderos turistas. Para nadie es un misterio que el Wacken mueve plata y parte de esa plata se queda en el pueblo. ¡Cuanta chela no se habrá vendido en el supermercado!

- Como había dicho, después del Wacken me iría al Party-San. Este festival es mucho más pequeño y no se respira allí la misma onda. El Wacken es más relajado, más hippie, por decirlo de algún modo. El Party-San es como más “True” o como dijo mi amigo César que ya había estado en el Party-San el año pasado: “Aquí los compadres son todos malos”.

- Cómo olvidar a los compadres chilenos de Noruega que visitaron nuestro campamento al ver flameando la bandera chilena. Eran dos hermanos y se portaron la raja con nosotros, invitando chelas, que, como ya había dicho antes, resultaban súper caras para nosotros. ¡Saludos desde acá por confraternizar con nosotros!

- Cuando conversábamos con otros fans (no chilenos) y les comentábamos que éramos de Chile y que habíamos ido especialmente al Wacken los compadres no la podían creer. Recuerdo que uno dijo: “Ustedes están completamente locos”. ¡Puede que tenga razón! Otro compadre me dijo: “Wow man, that´s so fuckin´ metal!” Jajaja. Resultaba divertido. Para más de alguno nosotros éramos alguna especie de fans metaleros millonarios. Nada que ver. Más de alguno en Chile pensará que somos unos cuicos hijitos de papá. Nada más lejos de la verdad. Tan sólo un puñado de chilenos aperrados y que habían ahorrado algo de plata.

- Aunque el Wacken es el festival metalero más grande del mundo hay algunos fans a quienes no les gusta. En Party-San un tipo me dejo que encontraba el Wacken algo popero, con bandas no muy agresivas. Y es cierto. Wacken, creo yo, intenta abarcar un amplio espectro de todo el metal, en todas sus ramificaciones. A algunos les gusta aquello, a otros no. Incluso hay algunos que piensan que más pronto que tarde el Wacken va a cagar y que se convertirá en algo excesivamente comercial en términos de las bandas que tocan allí. De hecho ya el próximo año va a estar Iron Maiden. Este año fue el turno de Saxon. El tiempo dirá y cada uno se formará su opinión al respecto.

Últimas palabras.

Para todos los que tienen ganas de pegarse el pique al Wacken en algún momento, sólo me queda por decirles que lo hagan. Es un sacrificio re grande, se involucra una no despreciable cantidad de dinero, pero lo comido y bailado no se los va a quitar nadie. Porque lo que nosotros hicimos, más que nada, se trata de la música, por supuesto, por el amor al metal, sin lugar a dudas, pero más que nada, en el fondo, lo único que hicimos fue perseguir nuestros sueños. Después de todo de eso se trata la vida. Queríamos estar allá, fuimos, lo pasamos la raja. No nos podemos quejar. Queda el recuerdo imborrable hasta la muerte. No nos quedamos con las ganas. Podemos morir tranquilos. ¿Volveré el próximo año? No lo sé. No lo creo, pero las ganas de volver existen. Por ahora quedo tranquilo. Haber estado tan sólo una vez para mí es meta cumplida.