jueves, octubre 22, 2009

Kreator - Exodus en Chile

Kreator – Exodus - Undercroft – Kingdom of Hate
Sábado 17 de octubre de 2009. Espacio Broadway
18:00 hrs.
(Review también disponible en www.grindermagazine.cl donde también colaboro)

A ver. Hay harto que decir sobre este recital y no todo pasa por la música. Primero, me parece que las entradas de cuarenta mil pesos que pagaron los fans VIP bien no valían su precio. Allí estaban, en un segundo piso, mirando el recital de costado y sin siquiera una chelita para acompañar. Sí, claro, algunos podrán argumentar que allí estaban tranquilitos viendo el recital sin que nadie los empujara y sin posibilidad alguna de verse atrapado en un mosh, como dice Anthrax. Pero ver a Exodus y Kreator tranquilo es algo que claramente no tiene sentido. Había que estar en la cancha, dando vueltas como loco dentro de la centrífuga humana que constantemente acompañó la presentación de ambas bandas o al menos, si no querías ser participe de eso, simplemente ver el show desde un poco más lejos, ¿pero de costado y recibiendo el sonido de rebote? Cierto, las entradas VIP daban derecho a un meet and greet según tengo entendido. ¿Eso pasó al final? Sea como sea sale más barato averiguar dónde hospeda la banda, averiguar en que vuelo llegan o se van del país e ir directamente al hotel o al aeropuerto para la firma de discos y fotos correspondientes. Así lo hice yo en 1998 en la primera visita de Exodus, cuando tocaron en el Nataniel y no había sector VIP ni nada de eso. ¡Chao con los sectores VIP en el metal! ¡Chao con la segregación de los fans!

Otra cosa. Me parece increíble que dentro del local no vendieran ni una mísera chela. Había un bar gigantesco, miles de botellas en los estantes que nos miraban como sacando pica y unas minas que trabajan allá que ofrecían (esto lo encontré ridículamente divertido) un jugo y una bebida energizante a 3000 pesos. ¿Pensarán que somos huevones? Además, para qué cresta quiere uno una bebida energizante cuando Exodus y Kreator brindan toda la energía que uno pudiese necesitar. Las bebidas energizantes son pa` los locos rave y discothequeros que pasan toda la noche saltando como giles. En el metal, el agua que da la vida es la chela. Lo que más me emputece es que estoy seguro de que en los otros eventos recitaleros que se han hecho allí, todos de orden popero y discothequero, como Haddaway, se vendía copete. O sea, claramente existe discriminación contra los metaleros y hay gente que piensa que porque la música es agresiva de igual modo lo son los fans. ¡Exigimos venta de alcohol en los eventos musicales! ¡Déjennos de tratar como ciudadanos de segunda clase!

Bueno, y ni hablar de la distancia. Espacio Broadway queda bastante lejos. Ahora, como experiencia única resultó interesante. El local es bueno y de alto nivel, y caben allí fácilmente unas 5000 personas, pero no creo que sería muy entretenido que este lugar se transformara en el nuevo espacio para recitales metaleros. Jamás pensé que lo diría, pero Teatro Novedades no está tan mal después de todo.

Bien. Me perdí a Kingdom of Hate y solo pude ver dos canciones de Undercroft. Tenía hartas ganas de ver a Undercroft y su primer concierto oficial en Chile después de no sé cuantos años, pero la previa con sus respectivas chelitas retraso mi ingreso al local.

Pero vamos con Exodus. La banda americana visitaba Chile por tercera vez. Su presentación no estuvo a la altura de la segunda visita del 2007 cuando tocaron en el Teatro Novedades. Sonando saturados y lisa y llanamente mal, la presentación de Exodus decepcionó. Problema del sonidista, de los equipos, qué se yo, pero lo concreto es que Exodus funó. Lamentable, porque a 25.000 pesos la entrada no VIP uno espera calidad. A la vez, dependiendo de donde te ubicabas el sonido mejoraba o empeoraba y, por suerte, hacia el final del show este mejoró ostensiblemente. Independientemente del sonido, Exodus logró, como siempre, animar a los cerca de 1500 fans muchos de los cuales no paraban de saltar como malos de la cabeza y cabecear insanamente cada una de las violentas canciones de la banda. Como era de esperar, no faltaron los clásicos de siempre, como “Toxic Waltz” y “Strike of the Beast” entre otros. Y sí, por supuesto, también tocaron canciones más recientes.

Algo decepcionado con la presentación de los americanos, esperaba ansioso que Kreator tuviese más suerte. Tenía fe en los alemanes y no me imaginaba que algo pudiese salir mal con ellos. En definitiva Kreator superó con creces a Exodus en cuanto a sonido y su presentación estuvo excelente. Kreator no destiñe. Bien, la banda venía con baterista nuevo. Se trata de Marco Minnemann, quien ha tocado en Necrophagist, Illogicist y Ephel Duath. Este compadre, según la información que Kreator da en su página oficial, sólo estaría de paso, reemplazando al longevo Jürgen "Ventor" Reil, que por problemas de orden personal no pudo acompañar a Kreator por Sudamérica. Minnemann, seguramente desconocido para muchos, demostró no sólo en su extenso solo de batería, sino que en cada tema, porqué Mille lo eligió para su banda. El compadre es seco, de eso no hay duda.

Como era de esperarse la banda se paseó por su extensa discografía, desenterrando los viejos clásicos, como “Extreme Aggression”, “Pleasure to Kill”, “Flag of Hate”, “Betrayer”, “Tormentor”, “Coma of Souls”, que nunca faltan, y probando canciones mucho más nuevas, como “Hordes of Chaos”, “Enemy of God” y “Violent Revolution”, que ya se perfilan como los nuevos clásicos de Kreator, que impactan y generan en los fans una respuesta tan o más pasional que los clásicos antiguos. Aquello revela en parte por qué Kreator es tan buena banda. Ha logrado mantenerse vigente, convenciendo con álbumes sólidos, y está lejos de convertirse en una banda que vive del pasado. “Hordes of Chaos” y “Enemy of God” dejan tan o más la cagada que “Pleasure to Kill” o “Flag of Hate”. Seguir impactando de esa manera después 23 años resulta increíble. Ahora, lo mismo se puede decir de Exodus, cuyos últimos álbumes también han logrado generar nuevos clásicos.

Bueno, no queda más que agregar que Kreator salvó la noche he hizo de su sexta presentación en Santiago de Chile un evento que jamás olvidaremos. Fue uno de esos recitales aquellos, de los memorables, tanto por lo bueno y por lo malo. En relación a esto último quisiera mandar un saludo cariñoso y afectuoso a la fuerza policial de este país que nuevamente, y con el mayor esmero y profesionalismo, se encargó de aguarle la fiesta a los fans que en paz y buena onda no hacían otra cosa que beber cerveza, y uno que otro trago más potente, mientras esperaban en las afueras el comienzo del recital. Espero que disfruten nuestro vodka sellado y quizás cuanta otra botella confiscada a los fans. Gracias por perseguir a gente que lo único que quiere es pasarlo bien en vez de andar persiguiendo a los patos malos, que, más que seguro, a la misma hora, andaban cogoteando, violando, robando casas, autos y haciendo quizás que otra cosa más en Santiago. Gracias por el criterio, el buen juicio, el tino, la inteligencia y profundidad emocional que por siempre los ha caracterizado.

Por último quisiera mencionar algo con respecto a los alegatos que escuché en semanas previas al show donde fans en otro tiempo más aperrados no hacían otra cosa que alegar que la entrada estaba muy cara, que la Broadway quedaba muy lejos, que cómo diablos íbamos a llegar, que cómo nos íbamos a devolver, etc, etc. Miren, la cuestión es re clara. Si una banda toca donde sea que toque y uno es fan, realmente fan de la banda, el susodicho va a llegar a como de lugar. Mucho alegato revela que, o nos estamos poniendo muy viejos o simplemente ya no sentimos el metal como antaño. Si salir unos cuantos kilómetros de Santiago es un problema, chuta, entonces ni hablar de ir a Mendoza, Buenos Aires o Sao Paulo. Y menos pensar en cruzar el charco que es el Atlántico para ir a algún festival europeo. Es cierto, como bien ya expuse más arriba, que no sería muy gracioso que todos los eventos metaleros se hicieran en Broadway. Está claro. Pero por vez primera (no estoy considerando a Stratovarius que había tocado allí el día anterior porque se trata de otro público metalero) está bien. Estaba lejos, pero filo. No me digan que no se fueron hueviando en el bus de acercamiento, el ya famoso “El Seductor” que no sé cuántos piques hizo hacia y desde Broadway. En síntesis, en vez de que nos compliquemos con los problemas tratemos de ver el lado positivo de las cosas. He insisto, cuando ya empezamos con los problemas y los achaques es hora de retirarnos dignamente y aceptar que “ya no estamos ´pa estos trotes”. El resto, y hablo de los viejos fans, que aún les queda cuerda en el cuerpo, y me incluyo en este grupo de vejetes, seguiremos en esta huevadita hasta que el doctor diga lo contrario o hasta que nos quedemos sordos.