Anthrax – Sepultura – Dorso
Miércoles 11 de Noviembre de 2010.
Miércoles 11 de Noviembre de 2010.
Teatro Caupolicán. 19:30 hrs.
Fotos: Recitales en Chile
(Review también disponible en www.grindermagazine.cl donde coopero con reviews)
Tengo que ser absolutamente sincero y admitir que no daba mucho por este recital. En realidad no estaba “ni ahí”. Ni siquiera el hecho de que Anthrax tocaría en Chile por primera vez junto a su frontman clásico Joey Belladonna era motivo suficiente para animarme con el asunto. Y menos me interesaba Sepultura, que ya no es como antes sin dos de sus integrantes clave. ¿Y Dorso? A Dorso los he visto más de 30 veces, así que no digamos que me moría por verlos de nuevo. En resumidas cuentas Anthrax era la única de las tres bandas de este cartel que me interesaba ver y creo hablar por muchos que me dijeron exactamente lo mismo. Siguiendo con Anthrax, para mí esta banda había muerto el día que Joey Belladonna se fue y llegó John Bush, imprimiéndole a Anthrax una suerte de onda modernosa con la cual simplemente nunca pude enganchar. Ni siquiera me molestaron los experimentos de Anthrax con Public Enemy y considero que “The Attack of the Killer B’s” es un disco genial. En su momento pude aceptar el “payaseo” de Anthrax, porque mal que mal esta era la más divertida de las bandas que componen a “los cuatro grandes del thrash”, pero me da la impresión que fue cuando Anthrax se empezó a tomar a si mismo muy en serio cuando empezaron a perder a sus fans antiguos. Para mí, la banda había perdido el norte hace rato y ni siquiera estaba figurando dentro de las cien bandas que están constantemente en la parrilla musical del día a día.
Desde luego mi sentir seguramente no es representativo de la mayoría de los fans que llenaron el Caupolicán, pero también es cierto que la mayoría de esos fans no estaban escuchando el “Spreading the Disease” en cassette en 1985. Para mí, que estoy viejo y amargo y como que ya no le compro mucho a nadie, Anthrax ya había pasado. Sin embargo ese no fue motivo suficiente como para no ir a ver este show y quizás llevarme una grata sorpresa. Y vaya que sí me la llevé. No solamente sonó increíble, aunque quizás un poco muy fuerte según escuché por ahí, sino que Anthrax demostró que puede llevar a cabo un show de calidad sin dar lástima. Digo aquello porque se me pasó por la mente que quizás la daban. Quedó a la vez absolutamente claro que Joey Belladonna no es nadie sin Anthrax y Anthrax es sólo una sombra sin Joey Belladonna. Queda a la vez absolutamente claro que el fuerte de los americanos es la época clásica y que esa es la que tienen que explotar. Así, ver a Anthrax no es ver a una banda que hoy en día esté diciendo gran cosa a nivel musical, sino más bien se trata de una agrupación que finalmente entendió que es en el cuento del “revival” donde está su mercado. “Mostrémosle a los pendejos lo que hacíamos hace 20 años atrás” – esa pareciera ser la consigna no sólo de Anthrax sino de Metallica, Megadeth, Slayer y cuanta banda clásica sigue aún en pie. ¿Tocar para los viejos fans? “Salvo uno que otro esos compadres ni siquiera nos van a ver porque están muy viejos”. Las bandas dicen aquello. Ellos saben esta información y tienen claro que jamás van a superar lo que hicieron hace tanto tiempo y que no les queda más remedio que sacarle el máximo de provecho y en una de esas asegurarse la vejez.
A pesar de esta sensación de estar viviendo más de nostalgia que de innovación, me llamó mucho la atención que al menos tres integrantes de Anthrax, todos de más o menos los inicios de la banda, se vieran en tan buenas condiciones. Frank Bello en bajo, Scout Ian en guitarra y Charlie Becante en batería se veían bien a pesar de los 40 y más años que tienen. El único que se ve desgastado y carreteado a más no poder es el bueno de Joey Belladonna, pero es sólo la apariencia, porque su voz sigue estando en excelente forma. Esto indicaría que a la banda le queda un buen rato para meter bulla.
En cuanto al setlist, bueno, nada de sorpresas en realidad. Como dicen por ahí, todo fue “sandía calada”. Igual es media flaite esa expresión, pero sé que todo el mundo la entiende al menos aquí en Chile. Quizás el único pero en relación al setlist fue que faltaron clásicos. ¿Dónde quedó “Armed and Dangerous”? ¿Dónde quedó “I’m the Man”? o ¿“Belly of the Beast”? Unos veinte minutos más de show para así completar las dos horas hubiese sido la guinda de la torta. Sea como sea, el setlist completo fue el sueño de un fan de Anthrax. Personalmente, destaco “A.I.R.” y “Be All, End All”, dos de las mejores canciones de Anthrax según mi humilde opinión.
Este review estaría incompleto si no mencionamos al público, que repletó el recinto como pocas veces. Yo diría que incluso había más gente de lo ideal ya que un incendio o un terremoto que se desencadene mientras estamos adentro y cagamos todos. Por suerte no pasó nada. Obviando aquello, hay que destacar que la respuesta del público fue muy efusiva, especialmente en cancha. Harto mosh, y harta gente girando y saltando. Lo mismo para Sepultura, aunque a menor escala.
Vamos a Sepultura ahora. Alcancé a ver la mitad del show y lo que vi me pareció bien. Derrick Green, quien ha tenido la difícil misión de hacer olvidar a Max Cavalera y que en definitiva nunca lo ha podido hacer del todo, está cantando excelentemente bien. La banda con Andreas Kisser a la batuta sigué siendo una fuerza temible, pero lamentablemente no logra convencer como cuando estaban los hermanos Cavalera. De hecho, para mí, y creo hablar por muchos, Sepultura sin los hermanos Cavalera simplemente no es Sepultura. A todo esto ellos ahora están abocados de lleno al proyecto Cavalera Conspiracy y de hecho hace poco tocaron en Chile. Así, ver a Sepultura es ver a una banda incompleta. ¿Alguien se imagina a Led Zeppelin sin Robert Plant, a Death sin Chuck Schuldiner, a Twisted Sister sin Dee Snider? Hay veces en que no queda más que aceptar que una banda no funciona si no están presentes las piezas que de veras la hacen funcionar.
De todas maneras el show de Sepultura estuvo digno. “Inner Self” dejó la cagada como siempre, al igual que “Roots, Bloody Roots”, pero como decía, ya no es como antes. Allí, en el mismo Teatro Caupolicán cuando se llamaba Monumental, en 1994, Sepultura había dejado la cagada con dos recitales seguidos. Otros tiempos. Mi apuesta es que los hermanos Cavalera se pongan en la buena con Andreas Kisser y vuelvan a conquistar el mundo. Si no, que le pregunten a Anthrax o a Maiden cómo les va cada uno por su cuenta, sin sus vocalistas íconos.
Resumiendo, sí, este fue un excelente show. Escuchamos los que queríamos escuchar, nos dimos el gusto de ver por fin a Belladonna con Anthrax, o en otras palabras, ver al Anthrax de verdad y ahora podemos morir contentos. Lo único que me deja como con un sabor amargo es darme cuenta que estamos viviendo del pasado. Mucha nostalgia, muchos recuerdos, pero cero innovación. No me refiero sólo a Anthrax, sino al metal en general. Los cabros chicos están vacilando la misma música que yo vacilaba cuando tenía 15 años. ¿Por qué las generaciones nuevas no han podido crear su propia música? Quizás la triste verdad es que nunca podamos superar al thrash de los ochenta. Si eso es efectivamente así eso quiere decir que lo mejor ya pasó y que de ahora en adelante no queda otra que simplemente reciclar las viejas fórmulas.
Setlist completo pero no en orden:
Among the Living (Jamón en el Living)
Caught In A Mosh
Madhouse
Got the Time
Only
Fight ‘Em Till You can´t (tema nuevo del disco que pronto sacará Anthrax)
Be All, End All
Antisocial
Medusa
Indians
Metal Thrashing Mad
A.I.R
I Am The Law
Efilnikufesin (N.F.L.) (Nice Fuckin´Life)