sábado, diciembre 03, 2005

Deicide en Chile

DEICIDE - MELEKTAUS
Viernes 15 de Julio de 2005
Gimnasio Nataniel
20:00 horas
Energy Events & Concerts
Desde 1992, cuando a Iron Maiden no le dejaron entrar al país, que no se veía en el ambiente musical metalero tanto alboroto con respecto a una banda. Esta vez, generado por toda la polvareda levantada por Rodrigo Orias, asesino de un cura y acérrimo fan de Deicide. En el día del recital justo se cumplía un año desde el asesinato y, no era de extrañar, gente de la iglesia y otros pusieron el grito en el cielo. ¡Y los metaleros el grito en el infierno! Jajajaja. ¿Cómo supieron los grupos conservadores de la venida de la banda? Porque si lo de Orias nunca hubiese ocurrido lo más probable es que nadie fuera del mundo underground se hubiese enterado de la ilustre visita. Recordemos lo que pasó en 1999, cuando Deicide iba a tocar con Arch Enemy y Hammerfall. Aquella vez se cayó la presentación de los americanos el mismo día del evento con la gente ya instalada en el Estadio Chile. Y nadie se enteró. Ni los diarios, ni la televisión. Por tanto, si el recital de Deicide fue tan exitoso en términos de venta de entradas, se debió, en parte, al gran apoyo de la mala publicidad, porque, como muchos sabrán, no hay mejor publicidad que la mala. Hasta mi abuelita ahora sabe que existe Deicide. Toda la controversia ha sido buena para la escena porque pone al death metal en primera plana. Cabros, ¡lo hemos logrado! Aunque, ojo, no creo que ir por la vida matando gente sea una buena idea ya que te vas a la cárcel y jamás vuelves a ver un recital en vivo.

Con tanta controversia alrededor de la banda, es fácil enfocarse en todos los aspectos que nada tienen que ver con la ejecución de la música arriba de un escenario. Y los tres mil fans que repletaron el Nataniel fueron a ver su banda de culto tocar. Por tanto, vamos a olvidar todo lo relacionado con Deicide que no sea estrictamente musical, porque al final, lo más importante es la música.

Melektaus abrió la esperada reunión metalera a las nueve en punto. Tocaron alrededor de cuarenta minutos desencadenando su bestial y aplastante propuesta de puro y demoledor death metal cargado de grindcore. Ciertamente, un sonido no apto para los amantes de la suavidad. La última vez que había visto a esta banda fue para Behemoth. Considero que esa vez sonaron mejores, porque, seamos sinceros, todo el mundo sabe que Gimnasio Nataniel no tiene buena acústica. Repasando su álbum Trascendence Through Ethereal Scourge animaron a los asistentes con su poco sutil sonido cargando el ambiente con la necesaria maldad sónica ad-hoc a lo que pronto se venía.

Siendo las diez de la noche con algunos minutos más, finalmente, después de dos fallidas intentonas, después de todo el escándalo, después de que la mano de Dios intentó censurar a estos chicos, prohibir su presentación y frustrar el legítimo deseo de los fans de poder ver a su banda, los infames Deicide hicieron su maléfica presencia. Y no, no ascendieron desde el infierno, mas bien salieron de un camarín como cualquier otra banda. Y nuevamente Glen Benton no se suicidó arriba del escenario como prometió una vez. Tampoco hubo sacrificios de animales, ni sangre, ni vísceras esparcidas por todo el lugar. De hecho Blackie Lawless fue más visceral. Los que fueron al recital de W.A.S.P. recordarán. Deicide llegó, tocó y se fue. Buen juego de luces, pero nada "satánico". Lo más satánico que se vio fue a un fan que previo prender fuego a una Biblia la lanzó hacia el escenario casi cayéndole a uno de los guitarristas, quién luego miró al público e hizo un ademán de reproche. No por la Biblia, sino por el golpe del cuál se libró.

Decide se presentaba con importantes cambios de integrantes, manteniéndose solamente Glen Benton y el baterista Steve Asheim como miembros originales. Los hermanos guitarristas Eric y Brian Hoffman, también miembros originales, han sido reemplazados por Jack Owen, ex Cannibal Corpse, y Dave Susuki, de Vital Remains. Eso sabíamos hasta justo antes del recital ya que Susuki finalmente no vino con la banda, siendo otro el reemplazo. Nadie sabe si esta alineación se mantendrá a futuro.

La banda comenzó su asalto auditivo con el corte homónimo del último álbum, el bastante aplaudido Scars of the Crucifix. De entrada el sonido no convenció, mejorándose con el pasar de los temas, pero jamás llegando a niveles de, por ejemplo, lo mostrado por Morbid Angel en su última presentación en Chile, la del año 2004.

Concentrándose en un setlist pensado en los fans, los cuatro malulos descargaron toda su rabia y violencia sónica en cortes como "Children of the Underworld", "Behind the Light Thou Shall Rise" y "Dead but Dreaming". Pero fueron cortes como "Serpents of the Light", "Sacrificial Suicide" y "Once Upon the Cross" los que lograron despertar la mas efusiva respuesta en los fans. Tampoco faltaron "Lunatic of God´s Creation", "Dead by Dawn" y "Deicide". Esta última canción terminó la presentación sin que posteriormente hubiese un bis. Extraño, porque se acostumbra que una banda vuelva al escenario para tocar al menos una canción más.

Deicide se concentró en su primer álbum, del cual tocaron cuatro canciones, y en Once Upon the Cross; tercer álbum y del que sacaron cinco canciones, incluyendo "When Satan Rules his World" y la controvertida y vapuleada "Kill the Christian". Del último álbum, aparte del tema homónimo, se escuchó "When Heaven Burns". Las más o menos quince canciones del repertorio se presentaron en una hora y quince minutos de show.

En general la presentación estuvo a la altura de lo que se esperaba, aunque el sonido no fue muy bueno. Las guitarras sonaban con poco peso, el doble bombo no se escuchaba mucho y los solos de guitarra no se parecían para nada a como sonaban en los discos. Sin duda la baja de los guitarristas originales mermó la calidad de las interpretaciones, porque sin importar lo bien que toquen guitarra los miembros actuales, el feeling que le imprimían los hermanos Hoffman a las canciones de Deicide era distinto. No hay como el original. Además, Glen Benton, en una entrevista que tuve el privilegio de hacer para la revista metalera chilena Grinder, me contó que Owen y el otro compadre se habían aprendido las canciones en dos días. Le creo porque se notó la falta de preparación. De Steve, nada que decir, fue el único que logró que las composiciones no se perdieran manteniendo las canciones con la estructura básica original. Y bueno, Glen tampoco decepcionó, siendo sus alaridos convincentes y sonando tal cual se le conoce en estudio.

En resumen, definitivamente la cita con Deicide era un evento, una cumbre, imperdible para todos los fans del death metal. Había que estar allí, aunque fuese en el Nataniel. Nadie se convenció con el sonido, pero la euforia de poder por fin ver a los malditos Deicide fue tan grande que los fans soslayaron todas las deficiencias del sonido y disfrutaron grandemente del recital. La deuda estaba pagada. Dios esta vez no pudo con Deicide.

La visita de Deicide quedará inscrita por siempre en los anales de la historia del metal en Chile como hito de gran importancia. Las razones, muchas, pero que no corresponde analizar aquí. Lo que si quiero decir en relación a todo lo que generó en los medios de comunicación masivos la visita de la legendaria banda de Tampa, Florida, porque creo que dice más que mil palabras, es lo que Mick Jagger viene diciendo desde los sesenta: "It´s only Rock ´N Roll”.